Valencia me encanta; siempre y esta semana más todavía. Lo que no puedo entender es a la gente. Hablo desde mi experiencia personal. Ven una cosa que se "sale de lo normal" y ya se te tiran como leones encima. Que sí, que vale, que perfecto, que la otra noche experimenté con mi vestuario. A mí me encantaba, aunque fuera muy cantarín. Y es que es lo que le falta a esta ciudad: mentalidad más abierta y que los "comeros" vean más allá de las gorras COOL* y las camisetas del Brejka. Que se compran una gorra de 30€ y se creen ya los reyes del mambo. A mí me da igual lo que lleven o dejen de llevar, pero vaaaamos... que me cantaron el "Abeja Maya" y todo. O la gitana de detrás que me llamó garrula. ¿Y qué? ¿Qué pasa? ¿No puedo ir como quiera por la calle? ¿Me meto yo con los piercings de oro en la ceja? ¿o con los rubios oxigenados? ¿o con las peliteñidas morenas de ricitos engominados? ¿o con las riñoneras? ¿o con las ojos cleopatra de flequillo extra planchado?
Lo siento, tenía que soltarlo; además, la resaca de mojitos me puede.