- Estoy hasta la 4uihe#eujbn de que me llames raro.
- Joder, si raro mola.
- No, raro no mola. Raro es... raro.
- Sí lo hace. Ser raro está bien; ¡qué coño! Ser raro es lo mejor.
- Estás rara...
- No, soy rara.
Que sí, que ser (ser, que no estar) raro es totalmente positivo. Es lo más positivo que pueden decirte en tu vida (o al menos en la mía).
No hay una explicación científica que lo determine; no, no hablamos de un champú testado ni mucho menos. Es fácil y sencillo como abrir una cebolla y analizarla capa a capa. ¿Cuántas cebollas puedes encontrar iguales? ¿Cuántos champús puedes encontrar iguales?
Todos sabemos que las cebollas te hacen llorar. Un llanto que tú solito te has ganado. Un llanto que te pone cachonda.
Los champús son todos iguales. Baja a Mercadona (Mercadona en el fondo mola, pero no es raro. ¡Cachis!) y mira los champús. Puedes encontrar 50 iguales. Cebollas no. Las cebollas son diferentes y raras. Las cebollas molan. Los champús no.
#Abrirla: abrir una cebolla es como reconocer a un raro. Parece fácil, pero las cebollas tienen capas (muchas capas). Pero si coges una cebolla en Valencia no verás 50 cebollas iguales. Algo, aunque sea un detalle insignificante, la hará diferente.
#Pelarla: al principio verás que es algo normal. ¡Pelar una cebolla! Fácil y eficaz digno de anuncio de detergente. Cada capa te gusta más. En cada capa encuentras fibritas de esas verde chillón. El verde chillón es raro y mola. Todo en las cebollas mola. Le vas cogiendo el gustillo y cuando más cerca estás de las lágrimas, más pelas. Puta adicción.
#Llanto: acabarás llorando. Los raros te hacen llorar. Pero los raros dejan huella. No se sabe por qué te hacen llorar, quizás porque sepas que nunca más vas a encontrar una cebolla igual y que los demás serán meros champús Hacendado.
Champús hijos de perra, quiero llorar con cebollas, ya tendré tiempo de llorar por mis punta abiertas.