lunes, 25 de junio de 2007

Pese a todo, Cenicienta se enamoró de Jack mientras éste la destripaba.


Hace poco, bajo las órdenes de mi (a veces no tan) querida progenitora, guardé mi habitación.

Hecho insólito, lo sé.

Pero me dio la impresión de que eran los cajones de mi corazón y mis recuerdos, en vez de los de mi mesa, los que estaba vaciando.

Encontré mil cosas, y quizás más. Encontré cartas a mí misma no enviadas en las que me prometía no volver a sufrir nunca, por nada. Encontré recuerdos en forma de mechón de pelo y canicas. Encontré tus besos, Alicia, en forma de pinta labios.

Una de las cosas más sorprendentes que desenterré del cofre del tesoro es una historia que escribí, hará como seis años:

Nico, un asesino a sueldo realmente sanguinario, debía matar a una joven con un cuchillo de tres dimensiones (no se admiten preguntas sobre este punto). Tras raptarla, los dos se enamoran, y terminan huyendo. Todo un Síndrome de Estocolmo.


Todavía tengo que plantearme si es la prueba de que tenía un complejo de Cenicienta en busca de Amor, o de Jack el destripador con impulsos violentos. O los dos.

Aunque supongo que lo que debo plantearme, es si todavía sigo así.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

o_O esto avanza mucho y yo no me entero.

marina era una niña rara que escribia historias raras y molaba nfn

Anónimo dijo...

Oh Dios Santo, deberias replantearte dos veces si quieres recoger tu habitación xD

eclipzis dijo...

y yo me pregunto....¿es bueno desenterrar recuerdos? si son bonitos si, supongo, pero ¿qué pasa si de repente te sale del baúl una tarántula o el conde dracula y un montón de fantasmas que creías olvidados? humm...no se no se´, supongo que vivir de tu memoria hace que te sorprendas de tí mismo. sea bueno o malo. y, por cierto, Jack el destripador mola.

manupcsa dijo...

No desentierres muchos recuerdos, la melancolía en pequeñas dosis, que en grandes es nociva!